El inicio de un nuevo año siempre representa una oportunidad de mejora – y esto vale para las personas, las empresas y, por supuesto, las granjas. Al fin y al cabo, tendremos 12 meses por delante para alcanzar los nuevos objetivos y tratar de mejorar todo a nuestro alrededor. Pero ese proceso de transformación exige planificación, una práctica que, infelizmente, nunca ha estado muy presente en nuestra cultura.
En las fincas es común encontrar adeptos del “haceficación”. Personas que ponen las manos en la masa y, con mucho sudor y trabajo van enfrentando los problemas a medida que van apareciendo. El mayor inconveniente causado por esta práctica radica en la falta de previsibilidad, ya que en el día a día de la granja siempre hay sorpresas, lo que toma gran parte del tiempo de los gestores, obliga a rehacer las tareas y no permite proyectar el futuro.
Para evitar ese conjunto de problemas es necesario pensar con anticipación adónde se quiere llegar, buscando anticipar los retos que se enfrentarán sobre la marcha. En la granja, la mejor forma de construir esa ruta es estableciendo metas basadas en el rendimiento esperado de la producción, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre. Esas metas orientarán las actividades a corto, mediano y largo plazo, apuntando al máximo potencial productivio , asegurando la rentabilidad del negocio.
Por lo tanto, ¡quién aún no ha trazado las metas de 2016 está atrasado! Lo ideal sería que ya las hubiera establecido en julio del año pasado, cuando se comenzó a cubrir a las cerdas que se entregarían en enero de este año. Si el gestor espera hasta diciembre o enero para definir las metas de la finca, el atraso del proceso se reflejará en los resultados impactando negativamente la búsqueda del máximo potencial productivo.
Es esencial que la planificación forme parte de la rutina de la granja, para que el gestor dedique tiempo a definir tanto las metas como los caminos para alcanzarlas. Esa organización es necesaria para que se conozcan exactamente todos los plazos que deben cumplirse, para que los resultados de la granja sean positivos, reduciendo así el riesgo de inconvenientes.
Metas reales
En el proceso de planificación, lo más importante es establecer metas basadas en información confiable sobre los antecedentes productivos de la finca, además de los indicadores del sector, para comparar esos antecedentes con los resultados obtenidos por otras fincas del mismo tamaño y características similares. El premio Mejores de la Porcicultura Agriness es una excelente herramienta para ello, ya que ofrece un benchmarking completo del sector. Eso ayudará a que usted y su equipo definan las metas que corresponden a la realidad, o sea, las metas viables.
El objetivo de un buen gestor será siempre trabajar con la planificación adecuada, estableciendo metas y creando rutas, caminos más cortos entre la situación en que se encuentra en aquel momento y el punto al que se propone llegar. A partir de ahí se vuelve mucho más fácil prever cómo será el año de la granja, se reducen los riesgos (y las sorpresas desagradables también).
Para facilitar el seguimiento, sugerimos que las metas anuales de la finca como un todo sean desglosadas en metas semanales y, en algunos casos, sectoriales. En ese proceso es fundamental que los objetivos se compartan con todo el equipo por medio de herramientas de gestión visual, con el propósito de que todos se sientan involucrados.
Si eso no se lleva a cabo en su establecimiento, ha llegado el momento de hacerlo. ¡Aún hay tiempo! Recuerde también reservar un espacio en su agenda de este año para la planificación de 2017. Cuanto antes comience, más fácil será guiar su negocio al éxito.
¿Y usted? ¿Ya trabaja con metas para la granja? ¡Cuéntenos al respecto en los comentarios!