Queridos amigos, en los últimos años se ha hablado, escrito y presentado mucho sobre la Industria 4.0 y la famosa transformación digital. Sin embargo, las personas y las empresas se han confundido sobre el verdadero significado de este fenómeno y terminan centrando sus esfuerzos solamente en lo “digital” y no en el verdadero protagonista, la “transformación“.
Si observamos la historia de la humanidad y colocamos las revoluciones industriales como telón de fondo de esta reflexión, veremos que la herramienta utilizada para la revolución es menos importante que el efecto generado por la transformación humana. A mediados de 1765, en la primera revolución industrial, la mecanización de los procesos (máquina a vapor) fue la herramienta, pero lo que generó un gran impacto fue el cambio de vida de las personas que dejaron el trabajo manual para trabajar con las máquinas o migraron a otros sectores.
Al observar la segunda revolución, a mediados de 1870, recordamos a la electricidad como protagonista, pero nuevamente la transformación se produjo por lo que la gente hizo con ella, cómo transformó la vida y la interacción social con inventos como radios, coches, teléfonos, etc. En la tercera revolución, llegó la informática y aumentó la capacidad de procesamiento de la información, los cálculos, el almacenamiento de datos. Pero una vez más, la matriz principal de transformación fue la nueva relación del hombre con el tiempo, el espacio y con las otras personas.
Siguiendo esta lógica, ¿quién es el verdadero protagonista de la cuarta revolución industrial (Industria 4.0)? ¿La transformación o lo digital? Estoy seguro de que la historia nos mostrará de nuevo que las personas y las empresas serán los verdaderos protagonistas, porque harán la transformación a través del buen uso de esta poderosa herramienta que es lo digital.
¿Y por qué el mundo necesita la cuarta revolución en el agro? Este protagonismo revolucionario no es sólo un movimiento esperado, sino también un movimiento más que necesario para la propia evolución humana. Lo hemos visto en todas las revoluciones. Lo que llama la atención en esta cuarta ola es la importancia de este movimiento dentro de una de las industrias claramente menos impactadas por el uso masivo de la tecnología digital, el agro. Tendremos que revolucionar el agro mucho más rápidamente que cualquier otro sector.
Esto es fácil de entender cuando se observa el crecimiento demográfico proyectado: según la FAO tendremos que duplicar la producción de alimentos para mantener una población mundial de 10 mil millones de personas, que es la cifra que se espera alcanzar hasta el 2050.
A partir de esta visión necesitaremos producir más, impactar menos, desperdiciar menos, distribuir mejor, hacer que los alimentos sean más accesibles (costo) y todo esto con sólo el 5% de nuestra población trabajando en las granjas. Si retrocediéramos 200 años, en aquel entonces el 90% de la población se dedicaba al agro y hoy ese porcentaje se ha reducido al 20%, del que en realidad, solo el 5% se encuentra en establecimientos rurales y en granjas dedicadas a la producción de alimentos. Y, dentro de esta ecuación, se espera que el 95% del aumento en la producción mundial de alimentos a partir de ahora provenga de ganancias de productividad que, de hecho, vendrán del uso intensivo de tecnologías que ayuden al productor rural y a las cadenas de producción a ser más sostenibles.
A medida que evolucionamos como sociedad y como seres humanos, los desafíos también se presentan en la medida de nuestras capacidades. Así fue en las revoluciones anteriores y así será ahora también, pero esta cuarta revolución industrial requiere de todos nosotros una mirada diferente. Se caracteriza por una serie de nuevas tecnologías que fusionan los medios físicos, digitales y biológicos, impactando todas las disciplinas, incluso desafiándonos en nuestro significado, el significado del ser humano. Estamos siendo invitados no solo a transformar, sino a ser transformados. Es con esta visión que necesitamos enfrentar estos nuevos desafíos. ¡La transformación está a la orden del día! Y el agronegocio brasileño, un ejemplo de superación y desarrollo, ya ha demostrado que es totalmente capaz de atravesar este proceso y aumentar aún más la prosperidad en la producción y en la vida de las personas.
Fuente:
Artículo de Everton Gubert, CEO de Agriness, para su columna “Punto de Partida” en la Revista Feed&Food. Publicado en la edición de enero de 2020.