Queridos amigos, como buen hijo de italianos, la comida es un tema que me tomo muy en serio. Mi madre, una verdadera “mama” italiana, es una cocinera de pleno derecho y desde que era niño mis hermanos y yo fuimos criados conociendo el valor de la comida y de una alimentación bien hecha, sabrosa, elaborada con dedicación y amor a lo que se está haciendo. Por otra parte, ella nos enseñó que la hora de la comida es un momento sagrado, no solo por un motivo fisiológico ya que es cuando recibimos los alimentos que nos nutren, sino también porque es un momento de sosiego, reflexión, de estar en un entorno propicio para el diálogo familiar y para cultivar la unidad y la fraternidad.
Como adulto, habiendo dejado la casa de mi madre y formado mi propia familia, me llevé las enseñanzas que recibí en el hogar. Mi esposa se sorprendió al comienzo de nuestro cortejo sobre el rigor con el que elegía los restaurantes cuando salíamos a comer afuera. Luego, con el nacimiento de nuestro hijo, más allá del ambiente y la calidad de la comida (que para mí es algo básico), un elemento especial se convirtió en un requisito previo al elegir los lugares cuando salimos a almorzar o cenar: el espacio para niños.
Salir a almorzar o cenar, disfrutar de un buen plato, conversar sin prisa es lo que existe de mejor para los adultos, pero no para los niños. Estos, por el contrario, detestan estar sin hacer nada, especialmente viendo a los adultos charlar, ya que como todos saben a los niños lo que realmente les gusta es divertirse jugando, corriendo, gritando y suma y sigue. Es por eso que el espacio para niños se ha convertido en un elemento imprescindible al elegir el lugar para salir a comer.
Aquí donde vivo, he notado que en los últimos años los mejores restaurantes se dieron cuenta de la importancia de crear un ambiente más preparado para que sus clientes puedan disfrutar, no solo de de una comida diferente sino también de un ambiente más acogedor, donde puedan, por supuesto, saborear una comida con sus hijos y, al mismo tiempo, tener un lugar donde los niños se divierten después de comer. Como resultado han pasado a tener una clientela selecta y fiel, establecimientos llenos y la creación de un entorno más familiar donde los clientes, en general, suelen ser familias con niños pequeños.
¿Pero cómo son las cosas en nuestras empresas y granjas? ¿Estamos ofreciendo algo equivalente a lo que los espacios para niños de los restaurantes representan para las familias? ¿Estamos creando entornos diferenciados para atraer a los profesionales que realmente quieran ser parte de nuestro negocio?
Ha pasado mucho tiempo desde que hablamos sobre las dificultades de encontrar mano de obra en el campo, pero aún veo que algunas granjas siguen ofreciendo lo básico solamente, los “frijoles y el arroz”, que para el trabajador actual no resulta más suficiente. Empezando por la comida. Ya almorcé en una granja donde la comida era una vianda fría y mal preparada, se traía de la ciudad a las 10 de la mañana y se servía al personal a las 11.30h. La reflexión que deseo provocar es: ¿cómo es posible atraer a los buenos profesionales, si ni siquiera se le presta atención a la comida (lo mínimo de lo mínimo)?
Y no me refiero a ofrecer un sistema complejo de beneficios a ser incorporado. En nuestra empresa, por ejemplo, uno de nuestros beneficios es extremadamente simple de implantar y cualquier compañía lo puede adoptar mañana mismo. Es algo que tiene un valor increíble: le ofrecemos a nuestro empleado el día libre en su cumpleaños. Es un ejemplo simple que demuestra preocupación, algo que se asemeja al valor del espacio infantil para una familia que va a comer afuera. Esto hace que nuestro entorno sea más atractivo para que los talentos deseen estar con nosotros, sabiendo que realmente nos preocupamos por ellos.
De todos modos, está claro que el tema de la mano de obra es mucho más amplio y complejo. Se trata de un tema estructural de Brasil en su conjunto y quizás la causa esté vinculada a la educación. Sin embargo, no sirve de nada que nos sintamos conformes con lo que no está a nuestro alcance. La idea es que busquemos alternativas simples y creativas para superar las dificultades y hacer que nuestros entornos laborales sean más atractivos. Sabemos que son las personas las que hacen que un negocio tenga éxito, ¿a qué personas estamos atrayendo a través de los entornos que ofrecemos?
Fuente:
Artículo de Everton Gubert, CEO de Agriness, para su columna “Punto de Partida” en la Revista Feed&Food. Publicado en la edición de julio de 2019.