La falta de planificación está entre los principales problemas de gestión de la porcicultura. Acostumbrados a tomar decisiones en base al pasado, a una gran parte de los productores les resulta difícil pensar en el negocio con las “luces largas”, o sea, viendo mucho más hacia adelante. Si usted forma parte de ese grupo ha llegado el momento de cambiar.
Un buen comienzo para iniciar ese cambio está en un nuevo concepto: el grupo ideal. ¿Ya había oído al respecto? Si no lo hizo, no se preocupe, ya que la propuesta es simple: identifique y trabaje en la granja siempre con el mejor grupo, o sea, aquel que tiene los animales más productivos. Para mapear cuáles son esos animales necesitará información precisa y sistematizada sobre el plantel, que le permitirá evaluar indicadores de cubrición, parto y destete, por ejemplo.
En general, el indicador decisivo que define al grupo ideal es el número de animales producidos por hembra anualmente. Basándose en ese indicador, las hembras que no alcancen índices satisfactorios o estén por debajo del promedio del plantel deberán ser reemplazadas por lechonas preparadas debidamente, y así se logrará elevar la productividad.
Es en ese punto que entra la planificación, pues esa reposición debe hacerse a tiempo para no impactar la producción. Quien deja para definir los descartes solamente al destete aumenta el riesgo de que la cantidad y calidad de las lechonas necesarias para la reposición no sean adecuadas. Eso tiene un impacto directo sobre la meta de cubrición y acaba generando aún más perjuicios, ya que induce a mantener en el plantel a hembras poco productivas, además de afectar la homogeneidad de los grupos.
Nuestra sugerencia es que usted y su equipo evalúen los resultados de las cerdas durante la gestación (70 días después de la cubrición, por ejemplo) y no lo hagan recién al destete que es la práctica más común. De ese modo tendrán el tiempo necesario desde la selección de las lechonas hasta su entrada al grupo de cubrición, para que la preparación de las hembras jóvenes se haga de forma adecuada y, por consiguiente, que los animales se vuelvan más productivos durante su vida útil.
Trabajar de forma anticipada, planeando cuidadosamente cada una de las etapas de la producción, es una característica de las fincas de excelencia. La planificación tiene el poder de optimizar los resultados, mejorando de forma significativa el rendimiento ya que ayuda a eliminar desperdicios relacionados al mantenimiento de animales poco productivos. Recuerde, es necesario actuar ahora de cara al futuro. Cuanto más lejos veamos menores serán los riesgos que enfrentaremos a lo largo del camino.
¿Y usted? ¿Ya conocía el concepto de grupo ideal?