Nací en la década de setenta en un municipio llamado Xanxerê, ubicado en la región oeste de Santa Catarina, en Brasil. Yo vivía en una casa muy simple, de madera, y, en aquella época, era muy común en las casas no tener baño dentro de la residencia. El baño era construido separado, en formato de una pequeña casa y en general estaba ubicado un poco lejos de la casa principal.
Ese tipo de construcción hizo que las personas desarrollasen una solución para no necesitar ir al baño en medio de la madrugada. La región de la ciudad de Xanxerê es muy fría durante el invierno, entonces imagínese despertándose en el medio de la noche, caminando bajo la niebla, con temperaturas por debajo de los cinco grados, incluso bajo la lluvia. La solución fue la utilización de un objeto indispensable a la hora de acostarse, a que todos conocen por pelela. Al día de hoy puede sonar divertido, pero prácticamente todas las residencias en aquel tiempo poseían este objeto como algo indispensable y muy útil.
Con el paso del tiempo, con la mejoría de vida de la gente y con la llegada de tecnologías más abaratadas, las casas fueron siendo reformadas o reconstruidas. Las que eran de madera fueron siendo sustituidas por construcciones de mampostería y el baño pasó a formar parte de la casa principal, como una habitación integrada al proyecto. No fue diferente con la mía y pasé por todas esas etapas.
Este avance produjo un cambio de hábito, y la pelela, creada hace centenas de años – y que tuvo gran importancia – fue perdiendo espacio, hasta que hoy en día es muy poco utilizada, o utilizada de manera puntual. Es aún necesario en sitios bien específicos como hospitales, asilos de ancianos y, evidentemente, para enseñar a nuestros niños a hacer sus necesidades fisiológicas a partir del momento en que dejan los pañales. Cayó tanto en desuso que actualmente es muy difícil encontrarlo en las tiendas.
En el caso del uso infantil, la pelela fue reinventado y hoy es presentado en formatos muy atractivos para los niños. Hay pelelas en forma de super héroe, muy coloridas, con sonidos, en fin, para llamar la atención de los niños solo hace falta que hablen. Para mi hijo compré uno del personaje PeppaPig, una cerdita muy lista que es un éxito entre los niños desde hace algún tiempo.
En general cuento esa historia de la pelela para mis equipos cuando quiero alertarlos sobre la importancia de estar constantemente conectados y conscientes del tiempo en que vivimos. Conscientes para saber qué es adecuado para este tiempo, lo que debe ser olvidado y percibir si no estamos agarrados a algún tipo de “pelela” – cosas que fueron útiles en el pasado, pero que no hacen más sentido en este momento.
Desafortunadamente para nosotros aquí en Brasil, algunas partes del sector público y algunos servicios del gobierno brasilero son ejemplos negativos para materializar lo que estoy compartiendo en este artículo. Hay muchos órganos del gobierno que fueron super útiles, prestaron excelente servicio para la sociedad, pero pararon en el tiempo, no se actualizaron y hoy están desfasados y no generan más valor.
En nuestras empresas las “pelelas” se presentan disfrazadas de proceso, de servicio y, en su peor versión, incluso de persona. Cuántas veces ya he escuchado “porque siempre ha sido así”, cuándo pregunto por qué un proceso o tarea es hecho de determinada manera o por qué un servicio/producto sigue en el portfolio de la empresa. Ojo para respuestas como esas, porque en general ocultan una pelela.
Uno de los grandes problemas que pueden suceder tanto para una empresa cuanto para toda una sociedad son personas aferradas a sus pelelas. No desean cambiarlos, especialmente debido a su valor histórico y su contribución en el pasado.
La invitación que dejo es que nos acordemos de la pelela solamente para que tengamos una visión nostálgica de los tiempos de niñez, para acordarse de la casa de la abuela o de las primeras tentativas de quitarles los pañales a nuestros hijos. Gobiernos y empresas ya no necesitan pelela.
Fuente:
Artículo de Everton Gubert, fundador y director de Innovación de Agriness, para su columna “Punto de Partida” en la Revista Feed&Food. Publicado en la edición de septiembre de 2018.